jueves, 25 de febrero de 2010

Invisible para la mayoría, visible para unos pocos...


"En el ámbito de la parapsicología, el aura es supuestamente un campo energético de radiación luminosa multicolor que rodea a las personas u objetos como un capullo o halo y que sería invisible para la gran mayoría de los seres humanos, aunque algunos autores encuentran incoherente su impercepción sensitiva con su relación con la percepción física del ojo y el espectro de frecuencias visible. Se sostiene que el aura es una representación o composición de las vibraciones del alma o chakras, y se le atribuye la condición de reflejar los estados de ánimo o pensamientos de la persona, de su verdadero estado interior." Wikipedia

 Aunque es una cuestión de vivencias más que de rigor científico, creo que el alma habita en nuestro cuerpo, aunque no tenga una localización física clara como nuestro corazón.
Si nuestro corazón late, nuestra alma vibra y se manifiesta de alguna manera en el exterior, más allá de nuestras palabras y comportamientos.
Es en el silencio y en la observación de lo que está más allá de lo evidente, donde algunas personas perciben nuestro aura.
El aura como manifestación de nuestros estados anímicos , hace que ésta varíe de color, no siendo siempre único, ya que la mayoría de las veces se presenta en una gama cromática difusa, aunque predomina una gama de colores determinados.
Si tenéis curiosidad, preguntarle a alguien que pueda verla , resulta curioso, hasta para los más incrédulos...

lunes, 22 de febrero de 2010

Heavy Users



Evolución de roles masculinos:  del macho ibérico, al metrosexual y ahora dicen que están de moda los Heavy users.  Del primer tipo, el machito ibérico, ya quedan pocos, afortunadamente. De los metrosexuales, no termino de entender su concepto, no en su teoría, sino en su práctica. Y  respecto a este nuevo término, me quedo sin palabras...Si tuviese que convivir con un  heavy user, tendría serios problemas con el cuarto de baño y con el presupuesto en cremas.Además, creo que se pasaría la mayor parte del tiempo mirándose a los espejos diciéndose: "espejito, espejito, ¿quién es el más bello de este lugar? Los extremos, no son buenos, nada buenos...

sábado, 20 de febrero de 2010

No es cuestión de oído...

sino de entender y aceptar  que yo soy yo y mis circunstancias.
Además de empatizar con las circunstancias de los demás...

martes, 16 de febrero de 2010

Frío Vs Calor

Otro día más en mi paraíso particular. De vuelta a mi segundo hogar, de lunes a viernes, por cuestiones laborales, estoy en un pueblecito perdido, muy perdido de la tierra que me vio nacer. Porque lo de pacer y estar, ha sido en varias ciudades españolas. Así que se supone que mi capacidad de adaptación, ha salido victoriosa, después de importantes cambios y no sólo climatológicos.
Aunque puestos a elegir entre el invierno y el verano, el frío o el calor, me quedo con éste último.
Los rigores del invierno, cada vez lo llevo peor, será cosa de la edad, y que en mi pequeña lista de comodidades, resulta imprescindible, una buena calefacción.
Este año, al elegir la vivienda, me dejé llevar por su buena apariencia y no hice caso a mi intución, que casi nunca me falla,  y además no utilicé  las gafas para observar ciertos detalles de la casa. Aunque ésta última cuestión, lo dejaré para otra ocasión, con el título:" Esta casa es una ruina".
Desde el mes de septiembre de 2009 hasta el día de hoy, la valoración que he ido haciendo de  la casa, ha ido decreciendo, hasta caer en picado, como la situación económica de nuestro país.
 Pues sí, yo también estoy en crisis, no afectiva, ni laboral, ni siquiera  existencial, es simple y llanamente corporal: mi termostato interior, ya no aguanta más. No atina, al tratar de ajustar la temperatura corporal a la del medio ambiente.
 Mi temeperatura  es de por sí, es mas baja de lo normal: 35º. Además tiene memoria y se activa cuando le viene en gana, como si quiera revivir una experiencia gélida anterior, justo cuando estás acurrucada en un brasero: los tiritones hacen acto de presencia, y manos, pies y nariz, están literalmente congelados.
Esa experiencia de estar hablando y echando humo por la boca en cualquier habitación de la casa, como si estuviese fumando, es única.
 Otras vivencias térmicas:
Poner al fuego un simple cazo con agua y convertirse la cocina en una sauna, pero sólo por la cantidad de vapor que se genera, no por la temeperatura. Para abrir los poros de la piel y hacer una buena limpieza de cutis, genial, pero..¿ Cómo cerrarlos? El presupuesto en tónico, ha superado el límite establecido.
En el dormitorio, ya de por sí gélido, sentir sin razón aparente,  cerca de mis narices, más frío, en cuestión de segundos. Estoy por llamar al programa del Cuarto Milenio y que realice un estudio en profundidad, a ver si resulta que tengo un inquilino oculto, que lleva fiambre algún tiempo, y que trata de  enviarme señales, desde el otro mundo.
* Más de la cocina: el microondas, que parece que también entra en crisis y le da el bajón energético, deciendo él solito,  que 750 watios y 3 minutos, son los precisos para calentar una taza de té. Digo lo del bajón, porque del subidón, ya se encarga la compañía eléctrica cuando pase la facturita de turno. Y mi preferido: el expediente X de la nevera: se estropea en plena ola de frío y no cumple su función, es decir enfriar y congelar. A la vuelta de las vacaciones de Navidad, tuve que tirar todos los alimentos y perseguir a mi casera durante 4 días para que me cambiase la nevera.
*En el cuarto de baño, lo que experimento aquí, no tiene nombre, jodrrrrrrrrrrrrrrrrrr: un buen rato antes de utilizarlo, el calefactor de aire, que también parece que ha entrado en crisis y no calienta lo esperado, casi diría que refrigera, más que calienta. Abro el grifo de agua caliente (es de caldera eléctrica) y otra vez jdrrrrrrrrrrrrrrrrr, me abraso, por más que recuerde que hay que abrir también el grifo de agua fría. Y cuando estoy en la ducha, ¡ que estrés! mi cerebro hace tic tac, intentando cronometrar el tiempo,  el día que toca lavarse el pelo, para calcular el uso del agua caliente y no quedarme a medias: el depósito de agua caliente es mínimo. Y cuando salgo de la ducha, tengo bien localizada la toalla, ya que tengo que coger la toalla a tientas, por la cantidad de vapor, no de calor, insisto en este pequeño detalle. Lo de mirarme en el espejo, es misión imposible.
Y aquí sigo, contando los días para que se vayan estos días de frío y de lluvia, soñando con el verano.

lunes, 15 de febrero de 2010

El boomerang de los deseos negativos

Este corto de animación de Pixar, ejemplifica de forma muy divertida, las consecuencias de no aceptar a priori a quien nos resulta extraño o molesto. Así como los efectos de no compartir e invertir un  tiempo inútil, en pensamientos y  acciones dañinas para los demás. Lo mejor, el final...

jueves, 11 de febrero de 2010

Maschera nobile,



Preciosa Venecia y más aún en Carnaval.
Algún día volveré, volveré...



miércoles, 10 de febrero de 2010

Invitación inesperada

“Hace tiempo que no asisto a una boda” le digo a un compañero de trabajo, y tomando aire, resoplando y sonriendo a la vez, me responde:

- ¿Tienes un ratito? anda, pues toma asiento y escucha:

Cuando yo era más joven… (¡Uy!, esto suena a batallita…), estando en mi pueblo, de vacaciones, me encontré casualmente con un antiguo compañero de la mili. Mejor dicho, él me encontró a mí. Me reconoció casi de inmediato, a pesar de mi calvicie más que incipiente y evidente.

El conocido me abordó en mitad de la calle diciéndome:

- “¡Pero qué alegría verte, después de tantos años! Estás igual que siempre”. Seguro que sí, pensó él.

Después de los consabidos saludos, mi compañero, todavía no sabía de qué le conocía, hasta que el conocido se puso a relatar las famosas batallitas de la mili. En ese momento su cerebro empezó a registrar una sospechosa alarma: éste quiere algo…

Y como quien no quiere la cosa, se vio diciéndole a casi un extraño, que sí, que iría a su boda. Aceptó sin tener en cuenta los detalles y consecuencias que traería esta invitación.

Entre los detalles a tener en cuenta, estaba en primer lugar su novia.

Y me relata así:

“¿Cómo le explico a mi novia, que nuestra primera salida de vacaciones, va a ser a una boda de un conocido, a 1000 kilómetros de distancia y que no podemos quedarnos este año en las fiestas de su pueblo? Porque mi novia, no se ha perdido ningún año las fiestas de su patrona. Esta decisión que tomé por los dos, casi nos cuesta un disgusto, y puso a prueba nuestra iniciada relación.”

Yo pensé, que fue un poco incauto e inocente, al no tener en cuenta la opinión de su chica, antes de dar una respuesta definitiva. Actitud, que él mismo reconoció, eso sí, con mucho sentido del humor.

Superado el primer y gran escollo: soltar la noticia a su chica, se ponen en camino una tarde de agosto, rumbo a una ciudad andaluza, para comprobar en situ, los rigores del astro sol.

El viaje no tuvo especiales incidencias, salvo una multa inesperada que le plantó una simpática pareja de guardias civiles. El viaje se animaba… Al llegar al hotel, llama a su amigo, mejor dicho, conocido y presunto novio, ya que el hotel no tenía pinta de mucha celebración: ni carpa, ni restaurante preparado para el evento, nadie sale a recibirlos…Aquello pintaba mal, el caso, es que ya se habían registrado y con la maleta a punto de coger el ascensor, recibe una llamada del novio. Éste le dice que dónde se ha metido, que lleva una hora esperándole en la recepción del hotel, a lo cual el invitado, sólo atina a decir que él también está en el hotel…

Tras este breve diálogo de besugos, la pareja asume que ése no es el hotel, que la boda no se celebra en la ciudad, sino en un pueblo encantador de la sierra, a unos 100 kilómetros de allí.

A mi compañero, le empieza a recorrer un sudor frío y tiene la tentación de acordarse de toda la parentela del novio.

Todo sea por la boda y por un conocido. Resuelven el entuerto, anulan la reserva del primer hotel y se ponen de nuevo en camino.

Parece que todo vuelve a la normalidad, pero nada más lejos de la realidad: el esperado banquete, no llegó o al menos así le pareció a nuestra pareja de invitados. Más bien, fue un pequeño piscolabis, sacado de un anuncio de congelados.

Mi compañero empezó a valorar la posibilidad de rebajar la cuantía del sobre que iba destinada a los novios. Empezó a hacer cálculos de lo que le había supuesto el asistir a la boda: gasolina, multa, hotel, y la bronca de su pareja, que eso sí que no tiene precio…Así que ni corto ni perezoso, con un arte propio de un bandolero andaluz, abrió el sobre y retiró una importante cantidad.

Ya en los postres, cuando el novio se acercó a saludarlo, éste se emocionó y le dio las gracias por haber asistido, reconociendo que no esperaba que hubiese asistido a su boda.

Mi compañero, pensó, que el que no daba crédito, era él mismo, por haber hecho el panolis en toda la extensión de la palabra.

Cuando le pregunté cómo fue capaz de retirar dinero del sobre, delante del resto de invitados, con los cuales compartía la cena, me dijo que la vergüenza que podía quedarle, la perdió de camino a la boda. Que si le daba vergüenza algo, era algunas bodas que terminan convirtiéndose en un auténtico negocio para los novios, una especie de cuenta abierta para ir cubriendo gastos postmatrimoniales.

Después de relatarme su experiencia, me aconsejó que pensase muy bien antes de aceptar una invitación. Y aquí sigo, pensando que hace tiempo que no asisto a una boda. Mejor así…