martes, 16 de febrero de 2010

Frío Vs Calor

Otro día más en mi paraíso particular. De vuelta a mi segundo hogar, de lunes a viernes, por cuestiones laborales, estoy en un pueblecito perdido, muy perdido de la tierra que me vio nacer. Porque lo de pacer y estar, ha sido en varias ciudades españolas. Así que se supone que mi capacidad de adaptación, ha salido victoriosa, después de importantes cambios y no sólo climatológicos.
Aunque puestos a elegir entre el invierno y el verano, el frío o el calor, me quedo con éste último.
Los rigores del invierno, cada vez lo llevo peor, será cosa de la edad, y que en mi pequeña lista de comodidades, resulta imprescindible, una buena calefacción.
Este año, al elegir la vivienda, me dejé llevar por su buena apariencia y no hice caso a mi intución, que casi nunca me falla,  y además no utilicé  las gafas para observar ciertos detalles de la casa. Aunque ésta última cuestión, lo dejaré para otra ocasión, con el título:" Esta casa es una ruina".
Desde el mes de septiembre de 2009 hasta el día de hoy, la valoración que he ido haciendo de  la casa, ha ido decreciendo, hasta caer en picado, como la situación económica de nuestro país.
 Pues sí, yo también estoy en crisis, no afectiva, ni laboral, ni siquiera  existencial, es simple y llanamente corporal: mi termostato interior, ya no aguanta más. No atina, al tratar de ajustar la temperatura corporal a la del medio ambiente.
 Mi temeperatura  es de por sí, es mas baja de lo normal: 35º. Además tiene memoria y se activa cuando le viene en gana, como si quiera revivir una experiencia gélida anterior, justo cuando estás acurrucada en un brasero: los tiritones hacen acto de presencia, y manos, pies y nariz, están literalmente congelados.
Esa experiencia de estar hablando y echando humo por la boca en cualquier habitación de la casa, como si estuviese fumando, es única.
 Otras vivencias térmicas:
Poner al fuego un simple cazo con agua y convertirse la cocina en una sauna, pero sólo por la cantidad de vapor que se genera, no por la temeperatura. Para abrir los poros de la piel y hacer una buena limpieza de cutis, genial, pero..¿ Cómo cerrarlos? El presupuesto en tónico, ha superado el límite establecido.
En el dormitorio, ya de por sí gélido, sentir sin razón aparente,  cerca de mis narices, más frío, en cuestión de segundos. Estoy por llamar al programa del Cuarto Milenio y que realice un estudio en profundidad, a ver si resulta que tengo un inquilino oculto, que lleva fiambre algún tiempo, y que trata de  enviarme señales, desde el otro mundo.
* Más de la cocina: el microondas, que parece que también entra en crisis y le da el bajón energético, deciendo él solito,  que 750 watios y 3 minutos, son los precisos para calentar una taza de té. Digo lo del bajón, porque del subidón, ya se encarga la compañía eléctrica cuando pase la facturita de turno. Y mi preferido: el expediente X de la nevera: se estropea en plena ola de frío y no cumple su función, es decir enfriar y congelar. A la vuelta de las vacaciones de Navidad, tuve que tirar todos los alimentos y perseguir a mi casera durante 4 días para que me cambiase la nevera.
*En el cuarto de baño, lo que experimento aquí, no tiene nombre, jodrrrrrrrrrrrrrrrrrr: un buen rato antes de utilizarlo, el calefactor de aire, que también parece que ha entrado en crisis y no calienta lo esperado, casi diría que refrigera, más que calienta. Abro el grifo de agua caliente (es de caldera eléctrica) y otra vez jdrrrrrrrrrrrrrrrrr, me abraso, por más que recuerde que hay que abrir también el grifo de agua fría. Y cuando estoy en la ducha, ¡ que estrés! mi cerebro hace tic tac, intentando cronometrar el tiempo,  el día que toca lavarse el pelo, para calcular el uso del agua caliente y no quedarme a medias: el depósito de agua caliente es mínimo. Y cuando salgo de la ducha, tengo bien localizada la toalla, ya que tengo que coger la toalla a tientas, por la cantidad de vapor, no de calor, insisto en este pequeño detalle. Lo de mirarme en el espejo, es misión imposible.
Y aquí sigo, contando los días para que se vayan estos días de frío y de lluvia, soñando con el verano.

2 comentarios:

  1. Veo que el nivel del blog va aumentando por momentos. Me he reído mucho con este post, tengo el mismo problema.

    Me pasa por coger el primer piso que me ponen a tiro, pensando que Plasencia era más cara. Yo lo soluciono gastando luz a espuertas: tengo siempre encendida la bomba de calor del salón, y a partir de las seis de la tarde un emisor super-viejo de 2000 W en el dormitorio principal y un calefactor de aire de 1000W en la cocina. El resto de habitaciones, excepto el baño, están cerradas y con las puertas selladas con papel de cocina y cintacelo.

    Eso sí, duermo con el emisor encendido toda la noche y programo la bomba para que se encienda una hora antes de levantarme. A los compañeros les digo que mi casa es como vivir en la calle, en una chabola: tarda menos de una hora en quedarse helada.

    Si tuviese que volcer a alquilar un piso, lo primero que miraría, aparte de la calefacción, es que sea lo más pequeño posible, siempre cubriendo mis necesidades de espacio.

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  2. Veo que tenemos los mismos problemas domésticos.
    Me alegro que te haya hecho sonreir, de eso se trata, de poner buena cara al mal tiempo.
    Ya queda menos para que llegue el sol y nos achicharremos, luego nos quejaremos de lo contrario.
    Cuidadito con la factura de la luz.
    Besos

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