A veces vamos tan deprisa en nuestro día a día, que damos las cosas por hecho.
Cuando un buen amig@ te pregunta: "¿Cómo estás?" hay que ser sinceros, aunque nos cueste romper nuestra reserva inicial, pensando que no nos pueden ayudar. El simple hecho de hablar y de escuchar, ayuda más de lo que creemos.
Si conocemos bien a nuestros amigos, basta con una mirada, escuchar su tono de voz o su propio silencio, para saber que algo le pasa.
Para tí, que tuviste que gritarme en forma de silencio, recuerda...
No hay comentarios:
Publicar un comentario